Recorridos y Experiencias
Arte en la calle: recorrido por los murales más impactantes de Palermo Soho
En los últimos años, especialmente en la zona de Palermo Soho, el arte urbano encontró su lugar como parte fundamental del paisaje del barrio.

Las paredes de Palermo hablan. Y lo hacen en todos los colores posibles. En los últimos años, especialmente en la zona de Palermo Soho, el arte urbano encontró su lugar como parte fundamental del paisaje del barrio. Muralistas locales e internacionales dejaron su huella en medianeras, persianas, patios internos y frentes de locales, transformando el espacio público en una galería a cielo abierto que se renueva con cada trazo.
Caminar por las calles de Palermo Soho es una experiencia visual constante. Algunas obras saltan a la vista por su tamaño o por su intensidad cromática. Otras se descubren en pasajes tranquilos, sobre puertas cerradas, al doblar una esquina. No hay un mapa oficial ni un recorrido fijo, pero hay ciertos puntos que, por historia o potencia artística, se volvieron paradas obligadas para quienes disfrutan del arte urbano.
Uno de los murales más emblemáticos se encuentra sobre la calle Gorriti, entre Malabia y Armenia. Ocupa toda la fachada lateral de un edificio de tres pisos y fue realizado por un colectivo de artistas locales. La obra, que representa una figura femenina rodeada de elementos naturales, fue realizada con pintura acrílica y aerosol, y combina realismo con geometría abstracta. Su impacto visual es tal que muchas marcas de ropa lo usan como fondo de fotos sin necesidad de permiso.
A dos cuadras de ahí, sobre Thames casi esquina Nicaragua, otro mural llama la atención por su paleta de colores pastel y su mensaje: una escena de dos personajes abrazándose, pintada por el artista argentino Tec, con la leyenda “Todo va a estar bien” escrita en trazos infantiles. Esa obra, que apareció en 2021, se volvió un punto de referencia emocional para quienes transitan la zona.
El pasaje Russel es otro punto clave. Allí, las paredes están casi completamente tomadas por murales que cambian cada año, en el marco de intervenciones organizadas por festivales de arte callejero. La ventaja de este pasaje es su estrechez y el silencio que lo rodea: permite observar los detalles con calma, sin la distracción del tránsito. Es uno de los rincones favoritos de fotógrafos, turistas y vecinos que valoran el arte en movimiento.
En la esquina de Honduras y Serrano hay una obra colaborativa que mezcla técnicas: stencil, aerosol libre y collage. Fue realizada por artistas de Chile, Uruguay y Argentina como parte de un encuentro sudamericano de muralismo. La imagen principal muestra un colibrí sobre un fondo con formas geométricas que evocan textiles andinos. Al lado, pequeños textos pintados en los marcos de las ventanas completan el mensaje.
Si bien muchos de estos murales tienen una vida útil de pocos meses —algunos se cubren, otros se modifican—, el circuito artístico de Palermo Soho no pierde fuerza. Hay locales que incluso invitan a artistas a intervenir sus persianas o frentes, transformando la estética del comercio en una obra viva. En muchos casos, los mismos muralistas promocionan su trabajo a través de redes sociales, donde explican el proceso, los materiales y la historia detrás de cada trazo.
La dinámica del barrio también favorece esta expansión. Calles con movimiento peatonal, buena iluminación y presencia constante de turistas hacen que el arte urbano conviva con naturalidad entre cafés, boutiques y ferias. Palermo Soho se convirtió así en un espacio donde las expresiones visuales no están relegadas a museos o galerías, sino que forman parte de la vida diaria.
Para quienes quieran hacer un recorrido autoguiado, lo ideal es arrancar en Plaza Armenia y dejarse llevar por la caminata, cámara en mano. No hay una sola manera de ver los murales: algunos aparecen cuando el sol los ilumina en cierto ángulo; otros sólo se perciben si uno se detiene a mirar más allá de lo obvio. Lo importante es saber que están ahí, transformando cada cuadra en un espacio con mensaje.
El arte urbano en Palermo no es decoración: es una forma de comunicación, de apropiación del barrio, de expresión política, cultural y emocional. Y en pleno enero, con el cielo despejado y la ciudad más tranquila, es cuando mejor se puede recorrer y descubrir todo lo que las paredes tienen para contar.
