El Abierto de Polo entra en su fase decisiva y el mundo pone sus ojos en Palermo

El 131° Abierto Argentino de Polo, el torneo más importante del planeta, avanza a paso firme y la competencia se vuelve cada vez más reñida. Durante el último fin de semana, los equipos de mayor hándicap del mundo se enfrentaron en la “Catedral” de Palermo en partidos de altísimo voltaje, consolidando al barrio como el epicentro del glamour, la destreza deportiva y un evento social de primer nivel.

El césped de las canchas 1 y 2 del Campo Argentino de Polo está en perfectas condiciones, y sobre él, los mejores polistas y caballos del mundo están librando batallas épicas. El Abierto de Palermo ha entrado en sus semanas decisivas, y la lucha por un lugar en la gran final es cada vez más intensa. Los fines de semana en el barrio adquieren una atmósfera única, donde el estruendo del galope de los caballos y el sonido seco de la bocha se mezclan con el murmullo de un público diverso que incluye desde expertos conocedores del deporte hasta turistas y celebridades que no quieren perderse el espectáculo.

Los partidos del último fin de semana fueron una clara demostración del nivel superlativo que se juega en Palermo. Los grandes favoritos, como los equipos de La Dolfina y La Hache, protagonizaron encuentros de una velocidad y una precisión asombrosas. Ver en acción a figuras como Adolfo Cambiaso o los hermanos Pieres es un privilegio. Su habilidad para controlar el caballo a más de 50 kilómetros por hora mientras impactan una pequeña bocha con un taco de bambú es una proeza atlética que deja sin aliento a los espectadores. Cada partido es una clase magistral de estrategia, trabajo en equipo y, sobre todo, de la increíble simbiosis entre el jinete y su montado.

Pero el Abierto de Palermo trasciende por mucho lo que ocurre dentro del campo de juego. Es un evento social con un código propio. El “tercer tiempo” y los espacios VIP que montan las marcas de lujo son un punto de encuentro para el mundo de los negocios, la política y el espectáculo. El “look de polo” –elegante pero relajado, con predominio de los colores claros, los sombreros y las gafas de sol– se adueña de las tribunas y los pasillos del predio. Es un ambiente que combina la tradición del campo argentino con un aire cosmopolita y sofisticado, atrayendo a miles de turistas de alto poder adquisitivo que viajan a Buenos Aires específicamente para vivir esta experiencia.

El impacto del torneo se siente en todo Palermo. Los hoteles de lujo de la zona registran una alta ocupación, y los restaurantes de Las Cañitas y Palermo Hollywood se convierten en el lugar elegido por los equipos y los espectadores para cenar después de los partidos. La presencia de petiseros, jugadores y fanáticos del polo de todo el mundo le da al barrio un aire internacional durante los dos meses que dura la temporada alta. Con las semifinales a la vuelta de la esquina, la tensión y la expectativa crecen día a día. Palermo no es solo el anfitrión, es el sinónimo del mejor polo del mundo, y durante esta primavera, vuelve a demostrar por qué ostenta ese título con tanto orgullo.