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El fenómeno de las cocheras en venta que se dispara en Palermo
Ya no es solo una comodidad, es un activo financiero. En Palermo, la dificultad para estacionar ha convertido a las cocheras en uno de los bienes más codiciados del mercado inmobiliario.

Se venden a precios de monoambientes en otros barrios y se han transformado en una opción de inversión con una rentabilidad estable y una demanda que no para de crecer.
En las carteleras de las inmobiliarias de Palermo, un nuevo tipo de aviso ha comenzado a ganar un protagonismo impensado hace algunos años. Junto a los clásicos departamentos de dos o tres ambientes, aparecen cada vez con más frecuencia ofertas de cocheras, vendidas como unidades independientes.
Este fenómeno es el reflejo de una de las problemáticas más agudas del barrio: la escasez crónica de lugares para estacionar. La ecuación es simple y contundente: el parque automotor no para de crecer, mientras que los espacios disponibles en la calle se reducen y las nuevas construcciones a menudo no cubren la demanda. En este contexto, la humilde cochera ha dejado de ser un simple espacio para guardar el auto para convertirse en un codiciado bien de inversión.
El problema de fondo es estructural. Palermo es uno de los barrios con mayor densidad de población y con una de las flotas de vehículos más grandes de la ciudad. A los autos de sus residentes se suman los de las miles de personas que ingresan al barrio cada día para trabajar o por motivos de ocio. Las calles, especialmente en las zonas de Palermo Soho y Hollywood, no dan abasto.
El estacionamiento medido ha ordenado parcialmente la situación en algunas áreas, pero ha desplazado el problema a las calles aledañas. Encontrar un lugar libre en la vía pública después de las seis de la tarde es una tarea que puede demandar más de media hora y una dosis infinita de paciencia.
Esta escasez ha disparado el valor de las cocheras privadas. Hoy, el precio de venta de una cochera fija y cubierta en un edificio moderno de Palermo puede oscilar entre los 25.000 y los 40.000 dólares, un valor que en muchos casos equivale al de un departamento de un ambiente en otros barrios de la ciudad o del conurbano. Para los inversores, se ha convertido en una opción muy atractiva.
A diferencia de un departamento, una cochera no requiere un gran mantenimiento, no tiene los problemas de desgaste que genera un inquilino y su rentabilidad, aunque menor en términos absolutos, suele ser más estable y segura. La demanda de alquiler de cocheras es altísima y constante, tanto por parte de los propios vecinos del edificio como de residentes de la zona que no tienen un espacio para su vehículo.
Para el vecino que posee un auto, tener una cochera propia ha dejado de ser un lujo para convertirse en una necesidad casi básica. No solo por la comodidad de no tener que dar vueltas cada noche, sino también por una cuestión de seguridad.
Dejar el auto en la calle implica el riesgo constante de robos o de daños. El costo de alquilar una cochera mensualmente es cada vez más alto, lo que lleva a muchos a hacer el esfuerzo de comprar una, viéndolo como una inversión a largo plazo y una mejora sustancial en su calidad de vida. “Estuve dos años alquilando una cochera a tres cuadras de mi casa. Era un presupuesto importante todos los meses. Apenas pude, saqué un crédito y compré una en mi propio edificio. Fue la mejor inversión que hice. Me cambió la vida”, relata un vecino de Palermo Nuevo.
El boom del mercado de cocheras es la cara visible de un problema de planificación urbana más profundo. Es el síntoma de una ciudad y un barrio que han crecido a un ritmo vertiginoso, sin una política de transporte y estacionamiento que acompañe ese desarrollo. Mientras tanto, ese simple rectángulo de cemento de 12 metros cuadrados seguirá siendo uno de los activos más preciados y disputados del metro cuadrado palermitano.
