Gastronomía y Bares
La fiebre de los exámenes finales satura los cafés y bibliotecas del barrio
No corren por los parques, pero su esfuerzo es igual de intenso. Miles de estudiantes universitarios transitan en Palermo su propia carrera de resistencia: la de los exámenes finales.

En la última semana del primer cuatrimestre, el barrio se transforma en un gigantesco campus a cielo abierto, con una atmósfera de concentración, estrés y mucho café.
En las calles de Palermo se corre esta semana una maratón diferente, una que no requiere zapatillas de running sino apuntes, resaltadores y computadoras portátiles. Es la maratón de los exámenes y entregas finales que marca el cierre del primer cuatrimestre universitario.
Con la Universidad de Palermo en su corazón y la cercanía de varias de las facultades más importantes de la UBA, el barrio se convierte en el epicentro de esta vorágine académica. Sus cafés, bibliotecas y hasta los bancos de sus plazas se transforman en improvisadas salas de estudio, pobladas por miles de jóvenes que apuran las últimas lecturas y ajustan los detalles de sus trabajos prácticos en una carrera contra el tiempo.
El fenómeno es particularmente visible en el circuito de cafés de especialidad. Locales que normalmente son un punto de encuentro social, ahora lucen como verdaderos espacios de coworking, con mesas individuales ocupadas por estudiantes que pasan horas frente a sus laptops. El silencio es la norma, interrumpido solo por el tecleo constante y el sonido de la máquina de espresso trabajando sin parar. “En esta época, desde que abrimos hasta que cerramos, el 90% de nuestros clientes son estudiantes. Vienen solos o en grupos de estudio. Piden un café y pueden quedarse tres o cuatro horas. Entendemos perfectamente la dinámica y tratamos de ofrecerles un ambiente tranquilo, con buena conexión a internet y enchufes cerca”, relata la encargada de un café en la zona de Plaza Güemes.
Para los estudiantes de carreras como Arquitectura y Diseño, muy presentes en la zona, la semana es aún más intensa. Es la época de las “entregas finales”, el momento de presentar las maquetas y las láminas en las que han trabajado durante todo el semestre. Es común verlos por las calles del barrio, transportando con sumo cuidado sus grandes maquetas, o reunidos en los centros de copiado e impresión, que trabajan a toda hora para cumplir con la demanda de ploteos y encuadernaciones de último momento. Estas “noches de entrega” son un rito de pasaje, jornadas de trabajo de 24 horas o más, alimentadas por la camaradería, la solidaridad entre compañeros y, por supuesto, muchas bebidas energizantes.
Esta fiebre académica también genera un impacto económico específico en el barrio. Las librerías técnicas y las fotocopiadoras viven su semana de mayor facturación. Los locales de comida rápida y los servicios de delivery ven un aumento en los pedidos nocturnos de los grupos de estudio. Es una microeconomía que se activa al ritmo del calendario universitario. Este período de alta intensidad y estrés culminará en los próximos días, dando paso al merecido receso de las vacaciones de invierno. Palermo, que durante estas semanas fue un campus universitario bullicioso y concentrado, volverá a su ritmo habitual, dejando atrás el eco de miles de exámenes rendidos y la satisfacción de un nuevo semestre completado gracias a un último y gran esfuerzo.
