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La ‘Semana Rota’: Cómo los feriados de Güemes y Belgrano parten el ritmo del barrio
Es una de las semanas más extrañas del calendario laboral argentino. Con el feriado del martes 17 por el General Güemes y el del viernes 20 por el Día de la Bandera, la rutina de la ciudad se fractura.

En Palermo, este fenómeno genera un doble impacto: mientras las oficinas y los bancos operan a media máquina, el sector turístico y gastronómico aprovecha la oportunidad de una semana de “mini vacaciones”.
Es miércoles y en las calles de Palermo se respira una atmósfera particular, una suerte de limbo entre el descanso y la obligación. La semana laboral de tan solo tres días (lunes, miércoles y jueves) ha alterado por completo el pulso del barrio. Esta “semana rota”, partida por dos feriados de gran importancia histórica, pone en evidencia las múltiples realidades que conviven en un barrio tan diverso como Palermo.
Por un lado, la parálisis de la actividad administrativa y productiva; por otro, el dinamismo de la industria del ocio, que busca capitalizar la oportunidad de una semana con sabor a vacaciones. Es un fenómeno que desafía la rutina, complica la logística de los vecinos y, a la vez, genera una ventana de oportunidad económica para algunos sectores.
Para el mundo corporativo y administrativo de Palermo, la semana es un verdadero rompecabezas. Muchas empresas con sede en el barrio se enfrentan a una caída drástica de la productividad. Con solo tres días hábiles, es casi imposible coordinar reuniones importantes, cumplir con plazos de entrega o avanzar en proyectos a largo plazo.
Una gran cantidad de empleados optaron por tomarse los días intermedios (miércoles y jueves) para configurar una semana completa de vacaciones, aprovechando el receso escolar de invierno en algunas provincias o simplemente para tomarse un descanso. “La oficina está a media máquina. La mitad de la gente se tomó la semana. El ritmo es lentísimo, parece una semana entre Navidad y Año Nuevo. Estamos tratando de resolver los temas urgentes, pero todo lo importante se patea para la semana que viene”, comenta el empleado de una agencia de publicidad en Palermo Hollywood. La actividad bancaria, reducida a solo tres días, también genera complicaciones, con sucursales más concurridas y una mayor demanda en los canales digitales.
En contraposición, el sector turístico y gastronómico vive la semana como una oportunidad de oro. Los hoteles boutique del barrio han registrado un notable aumento en sus reservas, especialmente de turistas del interior del país y de países limítrofes que han aprovechado para hacerse una escapada de cinco días a Buenos Aires. Para ellos, Palermo es la base de operaciones ideal. Esto genera un efecto derrame inmediato en la gastronomía. Los restaurantes y bares, que normalmente verían una baja en su actividad durante los días de semana, esperan un buen nivel de concurrencia, sobre todo por la noche. “Es una semana atípica. El feriado del martes fue muy bueno, y esperamos que el jueves y el viernes también lo sean. Hay mucho turista dando vueltas y gente local que sale a comer porque tiene la semana más relajada. Nos sirve para levantar la facturación en un mes que suele ser tranquilo”, analiza el encargado de un restaurante de la zona de Plaza Serrano.
Para los vecinos, la semana rota es una mezcla de alivio y complicación. Por un lado, disfrutan de un ritmo menos frenético y de un tránsito menos agobiante. Por otro, deben hacer malabares para realizar trámites o resolver cuestiones que requieren de una semana laboral completa. En definitiva, esta particular semana de junio es un reflejo de las complejidades del calendario argentino y de la diversidad económica de Palermo, un barrio que puede ser, al mismo tiempo, un centro de negocios de alta productividad y un destino de ocio y turismo de primer nivel.
