Actualidad y Comunidad
Sin luz: tensión política y reclamos por el servicio eléctrico
Entre el lunes 13 y el jueves 16 de marzo de 2023, el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) vivió una serie de cortes de luz que afectaron a más de 150.000 usuarios, con foco en zonas bajo concesión de la empresa Edesur.

Palermo fue uno de los barrios porteños más impactados: se registraron interrupciones prolongadas del suministro eléctrico cerca del Jardín Botánico, en inmediaciones del cruce de Santa Fe y Scalabrini Ortiz, y también sobre avenidas como Las Heras y Coronel Díaz.
Las temperaturas, que rozaron los 38 grados durante varios días, provocaron una demanda energética récord y pusieron al límite una red ya colapsada. Vecinos de Palermo, Villa Lugano, Almagro, Villa Crespo, Caballito, Temperley y Lomas de Zamora realizaron cacerolazos, cortes de calle y reclamos ante la empresa. En Palermo, algunos edificios estuvieron hasta dos días sin luz ni agua, con especial afectación en personas mayores y familias con niños pequeños.
El ENRE denunció incumplimientos y el Ministerio de Economía advirtió públicamente a Edesur. Se reflotó el debate por una eventual estatización, mientras legisladores del oficialismo impulsaron proyectos para declarar de utilidad pública el servicio. La oposición, por su parte, pidió sanciones pero también una reforma integral del sistema eléctrico metropolitano.
En paralelo, municipios y asociaciones de consumidores impulsaron reclamos judiciales colectivos contra la empresa por la falta de respuesta y compensaciones adecuadas. Edesur alegó fallas técnicas por sobrecarga y reconoció demoras en los tiempos de reparación, lo que solo aumentó la indignación.
Palermo, donde el consumo residencial convive con comercios y locales gastronómicos de alta rotación, sintió fuerte el impacto. Algunos restaurantes debieron cerrar temporalmente, y vecinos se organizaron en redes para compartir generadores o agua embotellada.
Para quienes vivieron esos días con 35° de térmica y sin ventilador, el problema no fue técnico sino humano. Una vez más, la energía falló donde más se necesitaba, y la respuesta —tanto pública como privada— quedó muy lejos de ser suficiente.
