Un respiro antes del sprint final: El fin de semana largo dejó un fuerte impulso económico

El feriado del Día de la Soberanía Nacional conformó el último fin de semana largo del año antes de las fiestas. Palermo fue uno de los destinos más elegidos por turistas y locales, lo que se tradujo en una alta ocupación hotelera y un notable nivel de consumo en gastronomía y comercios, una bocanada de aire fresco de cara al decisivo mes de diciembre.

La ciudad retomó su ritmo habitual este martes, pero con la energía renovada que dejó un fin de semana de tres días bendecido por el buen tiempo. El feriado del lunes 18 de noviembre, en conmemoración del Día de la Soberanía Nacional, funcionó como una suerte de “verano anticipado” y un ensayo general para la temporada alta que se avecina. Palermo, como es costumbre, fue el epicentro de este movimiento. Sus parques, sus corredores comerciales y, sobre todo, su inabarcable oferta gastronómica, trabajaron a pleno rendimiento, recibiendo a miles de personas y obteniendo un impulso económico que resulta vital para encarar el último y más exigente tramo del año.

El sector turístico fue uno de los grandes beneficiados. Los hoteles boutique y los apartamentos de alquiler temporario del barrio registraron una tasa de ocupación muy elevada, cercana al 85%, una cifra excelente para esta época. El perfil de los visitantes fue variado: por un lado, turistas de países limítrofes como Uruguay, Chile y Brasil, que aprovechan la cercanía y un tipo de cambio que les sigue resultando conveniente para escapadas de compras y ocio. Por otro lado, un fuerte contingente de turismo interno, con visitantes de provincias como Córdoba, Santa Fe y Mendoza que eligen Buenos Aires para disfrutar de su oferta cultural y gastronómica. Este flujo de gente con predisposición al gasto es lo que activa la cadena de consumo en el barrio.

La gastronomía vivió tres jornadas de intensa actividad, con un ritmo similar al de la primavera. Las veredas, los patios y las terrazas de Palermo Soho y Hollywood se vieron repletos, especialmente en los horarios del brunch, el almuerzo y la cena. La demanda fue tal que muchos restaurantes tuvieron que colgar el cartel de “completo” o trabajar con largas listas de espera. Fue una oportunidad para que los locales lucieran sus nuevas cartas de verano, con platos más frescos, ensaladas de autor y una fuerte presencia de la coctelería a base de gin y aperitivos, que son la tendencia de la temporada. Para el sector, este fin de semana largo no solo significó una gran facturación, sino también una prueba logística para ajustar el servicio de cara a la maratón de cenas de fin de año de diciembre.

El impacto también se sintió en el circuito comercial. Los locales de indumentaria y diseño de Palermo Soho y los outlets de la Avenida Córdoba tuvieron un gran movimiento, con muchas personas adelantando las compras navideñas para aprovechar promociones o simplemente para evitar las multitudes de diciembre. Este fin de semana largo funcionó como un termómetro que midió el humor social y la disposición al consumo. Y aunque la cautela sigue presente, el balance fue positivo, dejando una sensación de optimismo en los comerciantes y un recuerdo agradable en quienes eligieron Palermo para disfrutar del último feriado antes del sprint final del año.