Recorridos y Experiencias
Movistar Arena: El gigante de Villa Crespo que proyecta su impacto económico y cultural sobre Palermo

Ubicado en el límite geográfico del barrio, el Movistar Arena se ha consolidado en sus casi cinco años de vida como el principal centro de espectáculos de formato mediano de Buenos Aires. Su intensa agenda de shows nacionales e internacionales genera un impacto directo y masivo en la vida de Palermo, desde la logística del tránsito hasta el dinamismo de su corredor gastronómico.
Para muchos, el Movistar Arena está en Villa Crespo. Y geográficamente, lo está. Pero su influencia, su órbita de impacto y el flujo de gente que moviliza, desbordan por completo los límites catastrales y se derraman con una fuerza arrolladora sobre el corazón de Palermo. Inaugurado a fines de 2019 sobre la estructura del antiguo estadio del Club Atlanta, este coloso con capacidad para 15.000 espectadores ha reconfigurado el mapa del entretenimiento en vivo de Buenos Aires y, en el proceso, ha transformado la dinámica de los barrios aledaños, siendo Palermo el principal beneficiario y, a la vez, el que más siente la presión de su actividad incesante.
Cada vez que hay un show en el Arena –y el calendario rara vez da respiro, con una sucesión constante de artistas que van desde Fito Páez hasta Luis Miguel, pasando por estrellas del pop internacional y figuras del trap–, el fenómeno es visible a kilómetros a la redonda. Horas antes del evento, las avenidas Corrientes, Dorrego y Juan B. Justo, arterias vitales que conectan Villa Crespo con Palermo, comienzan a sentir el pulso de la marea de fans. Las estaciones de subte de la Línea B, como Dorrego o Malabia, se congestionan, y las calles internas de Palermo Hollywood y la zona de los outlets se convierten en un laberinto para el tránsito. El Gobierno de la Ciudad despliega operativos especiales, con cortes de calles y desvíos, pero la magnitud de la convocatoria a menudo supera cualquier planificación. Para los vecinos de la zona, una noche de show es sinónimo de paciencia, de buscar rutas alternativas y de un nivel de ruido y movimiento muy por encima de lo habitual.
Sin embargo, esta “invasión” tiene una contrapartida económica muy significativa. El sector gastronómico de Palermo Hollywood es el que más capitaliza el “efecto Arena”. Cientos de bares, cervecerías y restaurantes de la zona se han convertido en la “previa” y el “after” oficial de los conciertos. Desde la tarde, grupos de amigos y familias colman las mesas para comer o tomar algo antes de caminar las pocas cuadras que los separan del estadio. Después del show, la escena se repite, con una multitud que busca un lugar para cerrar la noche. “Los días de show en el Arena, nuestra facturación puede aumentar hasta un 40%. Es como tener un sábado extra en medio de la semana. Tuvimos que adaptar los horarios y reforzar el personal para poder responder a esa demanda explosiva que dura unas pocas horas”, admite el encargado de una hamburguesería sobre la calle Humboldt.
El Movistar Arena ha creado un nuevo polo de atracción que ha revitalizado comercialmente una zona que, si bien ya era potente, ahora tiene un motor adicional de movimiento. Ha posicionado a Buenos Aires en el circuito de las grandes giras internacionales que quizás no llenan un estadio de fútbol pero que exceden la capacidad de un teatro tradicional. La existencia de este espacio ha sido fundamental para que artistas de talla mundial vuelvan a incluir a la ciudad en sus tours. Para Palermo, el Arena es un vecino poderoso, a veces ruidoso e invasivo, pero innegablemente vital. Es un catalizador de actividad económica y un imán cultural que refuerza el estatus del barrio como el epicentro del entretenimiento y las nuevas tendencias de la ciudad.
