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La media maratón de Buenos Aires convocó a una multitud

La mañana del domingo vistió a Palermo de fiesta. Más de 20.000 corredores de todo el mundo protagonizaron una nueva edición de la Media Maratón de Buenos Aires, una de las carreras más importantes de Latinoamérica. El evento no solo fue una competencia de elite, sino una masiva celebración del deporte y la vida saludable que tuvo a los bosques y avenidas del barrio como su inmejorable escenario.
El frío de la mañana del domingo no fue un impedimento. Desde antes de las 7, una verdadera marea humana, un río de camisetas de colores, comenzó a copar la Avenida Figueroa Alcorta. Eran los más de 20.000 corredores, entre profesionales y amateurs, que se dieron cita para una nueva edición de la Media Maratón 21K de Buenos Aires. El evento, que forma parte del calendario internacional y es clasificatorio para el mundial de la distancia, se ha consolidado no solo como una de las pruebas atléticas más prestigiosas del continente, sino como un fenómeno social que tiene a Palermo como su corazón y su alma.
La carrera largó puntualmente, desatando una estampida de energía que recorrió un circuito emblemático. Los corredores transitaron por las avenidas más lindas de la ciudad, bordeando los Bosques de Palermo, pasando por el Rosedal, el Hipódromo y cruzando hacia el centro para luego regresar al punto de partida. La competencia de elite fue, como en los últimos años, de un nivel superlativo, con un fuerte dominio de los atletas africanos. El keniata Bedan Karoki y la etíope Guteni Shanko se quedaron con los primeros puestos, demostrando por qué esta carrera atrae a figuras de talla mundial que buscan en el rápido y plano circuito de Buenos Aires una oportunidad para lograr grandes marcas.
Pero más allá de los profesionales, la verdadera esencia de la media maratón radica en la multitud de corredores aficionados. Para miles de ellos, cruzar el arco de llegada significó la culminación de meses de entrenamiento, disciplina y superación personal. En la masa de corredores se podían ver historias de todo tipo: grupos de amigos que corrían juntos para darse aliento, padres e hijos compartiendo el desafío, personas corriendo por primera vez la distancia, y otros buscando bajar su propia marca.
“Es mi cuarta media maratón y la emoción es siempre la misma. El ambiente, la gente alentando en la calle, la energía de los otros corredores… es algo único. Y correr por Palermo, que es donde entreno todos los días, tiene un sabor especial”, comentaba una corredora amateur, exhausta pero feliz, tras recibir su medalla.
El impacto en el barrio fue total. Durante toda la mañana, gran parte de la zona norte de Palermo vivió con cortes de tránsito y desvíos, un trastorno que los vecinos asumen con paciencia como parte del costo de albergar un evento de esta magnitud. Los puestos de hidratación, el aliento de los voluntarios y el público que se acercó a las vallas para aplaudir a los corredores crearon una atmósfera de fiesta y comunidad. La media maratón de Buenos Aires es mucho más que una carrera; es la celebración de una cultura, la del running, que ha crecido exponencialmente y que tiene en los parques y calles de Palermo su principal lugar de pertenencia.
