Recorridos y Experiencias
Temporada baja: Las estrategias de hoteles y restaurantes de Palermo para atraer al turista de otoño
Las calles de Palermo lucen más tranquilas. El enjambre de turistas que colmó el barrio durante abril y principios de mayo ha disminuido notablemente.

Para la industria de la hospitalidad, este período que va desde mediados de mayo hasta principios de julio es conocido como la “temporada baja” o “shoulder season” (temporada de hombro). Es un valle entre dos picos de alta demanda, un momento en que la ocupación hotelera desciende y los restaurantes deben agudizar el ingenio para atraer a una clientela más escasa. Lejos de ser un período de inactividad, es un momento de intensa estrategia comercial para sobrevivir y prepararse para el próximo boom.
Para los hoteles de Palermo, especialmente para los numerosos hoteles boutique que caracterizan al barrio, el desafío es mantener un buen nivel de ocupación sin pulverizar sus tarifas. La estrategia principal pasa por diversificar el público. Si en la temporada alta el turista de ocio es el rey, en estos meses se apunta con fuerza al turismo corporativo. Se ofrecen paquetes especiales para viajeros de negocios, con tarifas diferenciales para estadías durante la semana, salas de reuniones y servicios adaptados a sus necesidades. “Trabajamos mucho con las empresas de la zona y con los eventos y congresos que se realizan en la ciudad. El viajero de negocios busca buena conectividad, internet de alta velocidad y un servicio eficiente. Es un perfil de cliente diferente, pero muy importante para nosotros en esta época”, comenta el gerente de un hotel en Palermo Hollywood.
Otra estrategia es la de las escapadas de fin de semana. Los hoteles lanzan promociones atractivas para el público local o de ciudades cercanas, ofreciendo paquetes que incluyen la noche de alojamiento, una cena en el restaurante del hotel, acceso al spa o un late check-out. El objetivo es tentar a las parejas que buscan una “mini-vacación” romántica sin salir de Buenos Aires. El mercado de países limítrofes, como Uruguay o Chile, también sigue siendo un objetivo, con ofertas específicas para atraerlos en los fines de semana.
En el sector gastronómico, la competencia se vuelve aún más feroz. Con menos turistas en las calles, los restaurantes deben volver a enamorar al público local, al vecino de Palermo y de otros barrios. Para ello, recurren a diversas herramientas. Se potencian los menús ejecutivos al mediodía, con precios muy competitivos para atraer a quienes trabajan en la zona. Surgen los “ciclos de otoño”, con menús de pasos maridados con vinos de bodegas específicas. Y se lanzan descuentos agresivos a través de aplicaciones y programas de fidelización. “Es el momento de cuidar a nuestro cliente de siempre. Le ofrecemos un descuento por ser vecino, organizamos eventos especiales, como catas de vino o noches de música en vivo. Hay que generar motivos para que la gente salga de su casa en una noche fría de otoño”, explica el dueño de un restaurante de la zona de Plaza Armenia.
Viajar o salir a comer en Palermo durante la temporada baja tiene grandes ventajas para el consumidor: precios más bajos, menos multitudes y una atención más personalizada. Para la industria, es un período que pone a prueba su resiliencia y su capacidad de innovación. Es un tiempo de siembra, de fidelización de clientes y de gestión inteligente, a la espera de la próxima gran oleada de visitantes que traerán las vacaciones de invierno.
