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Arranca Agosto con aumentos: El fin del efecto aguinaldo

El inicio de agosto trae consigo una nueva ronda de aumentos en servicios clave como prepagas y colegios privados. Para las familias de Palermo, esta actualización de precios llega justo cuando el efecto del medio aguinaldo se ha diluido por completo, poniendo nuevamente a prueba la ingeniería del presupuesto familiar en uno de los barrios con el costo de vida más alto de la ciudad.
Agosto comenzó, y con él, se activaron los nuevos cuadros tarifarios de una serie de servicios que impactan directamente en la economía familiar. Tras un julio “inflado” por la inyección del aguinaldo y el gasto extra de las vacaciones de invierno, el octavo mes del año se presenta como un duro retorno a la realidad. Los aumentos en las cuotas de la medicina prepaga, autorizados por el gobierno, y los ajustes en los aranceles de los colegios privados, son los primeros de una lista que vuelve a poner presión sobre los bolsillos. En un barrio como Palermo, donde el acceso a estos servicios privados es mayoritario y el costo de vida general es elevado, el desafío de la planificación financiera se vuelve más agudo que nunca.
El aumento de las prepagas es uno de los que más preocupa. Luego de la controversia por las subas desmedidas de principios de año y la posterior intervención del gobierno, el sector vuelve a un esquema de ajustes mensuales que, si bien son más moderados, no dejan de representar un esfuerzo para el presupuesto familiar. Para una familia tipo, la cuota de la prepaga puede significar una porción muy significativa de sus ingresos. A esto se le suma el ajuste en las cuotas de los colegios privados de la zona, que también actualizan sus valores en función de la inflación y los acuerdos paritarios docentes. Estos incrementos, sumados a los que puedan venir en servicios como la telefonía o internet, configuran un “piso” de aumento de gastos fijos difícil de eludir.
Este escenario llega, además, en el momento en que el efecto del Sueldo Anual Complementario (SAC) ya se ha desvanecido. Según consultoras privadas, una gran parte del aguinaldo de junio se destinó al pago de deudas acumuladas, a la cancelación del resumen de la tarjeta de crédito (a menudo abultado por los gastos de las vacaciones) o a gastos impostergables. Fueron pocas las familias que pudieron destinar ese ingreso extra al ahorro o la inversión. “El aguinaldo fue un respiro para ponerse al día, nada más. Ahora volvemos a la cuenta mensual, y con estos nuevos aumentos, arrancamos el mes corriendo desde atrás”, confiesa un profesional que vive con su familia en Palermo.
Esta presión económica constante repercute en los hábitos de consumo del barrio. Se consolida la tendencia a buscar segundas marcas en los supermercados, a reducir las salidas a comer afuera, o a optar por opciones más económicas cuando se sale. Los comercios de Palermo lo sienten directamente. La venta de bienes durables o de indumentaria que no sea de estricta necesidad se mantiene en niveles bajos. La gran pregunta que flota en el aire es si la desaceleración de la inflación mensual logrará, en algún momento, ganarle a la pérdida de poder adquisitivo acumulada. Mientras tanto, para los vecinos de Palermo, cada inicio de mes es un nuevo ejercicio de malabarismo financiero para poder mantener su nivel de vida en el barrio más cotizado de la ciudad.
