Gastronomía y Bares
El fenómeno de la gastronomía amigable con las mascotas que revoluciona el barrio
La escena es cada vez más común y define el paisaje de las veredas de Palermo: una pareja o un grupo de amigos disfrutando de un café o una cerveza, y a sus pies, echado tranquilamente, su perro.

Lo que hace unos años era una excepción, hoy es una norma en cientos de locales del barrio. Palermo se ha convertido, por lejos, en el territorio más amigable para las mascotas de todo Buenos Aires, una característica que no solo responde a una demanda creciente, sino que también se ha transformado en un astuto modelo de negocio y en un pilar de la identidad de la zona. Esta revolución “pet friendly” ha cambiado la forma en que los vecinos interactúan con sus mascotas y con el espacio público.
El origen de este fenómeno se encuentra en un profundo cambio social: la “humanización” de los animales de compañía. Cada vez más personas consideran a sus perros como miembros plenos de su familia, y por lo tanto, buscan incluirlos en todas sus actividades sociales, incluyendo una salida a comer o a tomar algo. Los gastronómicos de Palermo, siempre atentos a las nuevas tendencias, fueron los primeros en detectar y capitalizar esta necesidad. “Empezamos poniendo un simple bebedero en la puerta. La respuesta fue increíble. La gente nos elegía por ese detalle. Después sumamos un sector de la vereda donde podían estar cómodos con sus perros, y hoy es el sector que más trabaja. El cliente ‘perruno’ es un cliente muy fiel”, explica la dueña de un café de especialidad en Palermo Soho.
La adaptación de los locales va mucho más allá del bebedero. Los más avanzados han desarrollado una infraestructura específica. Cuentan con ganchos en las patas de las mesas para poder atar las correas de forma segura, ofrecen menús deshidratados o galletas especiales para los canes, y entrenan a su personal para que sepa cómo interactuar con los animales y evitar conflictos. La clave es la convivencia. Se establecen reglas claras: los perros deben estar con correa, no pueden subirse a las sillas y deben tener un comportamiento tranquilo que no moleste a los otros clientes.
Esta tendencia ha generado un círculo virtuoso. Ha impulsado la creación de guías online y cuentas de Instagram dedicadas exclusivamente a reseñar y recomendar locales “pet friendly” en el barrio, convirtiéndose en una herramienta de consulta indispensable para los dueños de mascotas. Además, ha fomentado un turismo diferente, atrayendo a personas de otros barrios o ciudades que viajan con sus perros y eligen Palermo como destino por las facilidades que ofrece.
Sin embargo, el fenómeno no está exento de debate. Existe una porción del público que no se siente cómoda comiendo rodeada de animales, ya sea por alergias, por miedo o por una cuestión de higiene. Esto obliga a los locales a un delicado equilibrio, designando sectores específicos y manteniendo una limpieza rigurosa para garantizar el confort de todos sus clientes. A pesar de estos desafíos, la tendencia “pet friendly” parece imparable. Es el reflejo de una sociedad más inclusiva con los animales de compañía y una prueba más de la capacidad de Palermo para estar a la vanguardia de los cambios sociales y convertirlos en una exitosa propuesta de valor.
