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Feriantes de Plaza Sicilia denuncian nuevas restricciones y temen por su continuidad
Un grupo de feriantes de Plaza Sicilia expresó su malestar por nuevas medidas impuestas por el Gobierno de la Ciudad que, según denuncian, afectan directamente su posibilidad de trabajo. Con pancartas, mantas y reclamos pacíficos, los trabajadores y trabajadoras de la tradicional feria ubicada frente al Jardín Japonés manifestaron su disconformidad con los recientes operativos de control y las nuevas condiciones para sostener sus puestos en el espacio público.
La feria, que suele instalarse los fines de semana y feriados, reúne a artesanos, productores independientes, ilustradores y emprendedores del rubro textil, editorial y gastronómico. Desde hace años, forma parte del circuito de ferias porteñas reconocidas por el programa de ferias de la economía social, y es visitada por turistas, vecinos y familias que recorren los bosques de Palermo.
Según los testimonios recogidos entre los feriantes, las nuevas disposiciones incluyen un límite más estricto en la cantidad de puestos habilitados, cambios en los horarios de instalación, exigencias adicionales de documentación y fiscalización más rígida por parte del área de Control Comunal. “Nos enteramos por redes o cuando llegan a clausurar. No hubo diálogo previo ni alternativas claras”, sostuvo Mariana, artesana y miembro del grupo organizador.
Los feriantes alegan que no se oponen a los controles ni al orden del espacio público, pero piden que las decisiones no se tomen de manera unilateral. “Nosotros no somos ocupas ni vendedores truchos. Acá hay gente que hace 15 años trabaja de esto, que paga impuestos y sostiene a su familia con la venta de lo que produce”, agregó Rubén, ceramista con puesto fijo desde 2010.
En las últimas semanas, varios puestos fueron retirados por inspectores con el argumento de no contar con habilitación actualizada o exceder el espacio permitido. Algunos feriantes afirman que hubo arbitrariedades y que la falta de una instancia de diálogo agrava la situación. “Si no cumplís con un nuevo papel que nadie te explicó, te levantan. Y no sabés si el fin de semana que viene vas a poder volver”, comentó una productora editorial que trabaja en ferias desde la pandemia.
La feria de Plaza Sicilia tiene un perfil familiar y es valorada por su entorno: la cercanía con el Rosedal, el Planetario y el Jardín Japonés la convierten en una parada habitual del paseo de fin de semana. Muchos visitantes la consideran parte de la identidad de la zona. Por eso, varios vecinos se solidarizaron con los trabajadores y firmaron un petitorio en Change.org solicitando que se preserve el espacio y se garantice su continuidad.
Desde el área de Ferias del Ministerio de Espacio Público, si bien no hubo un comunicado oficial, trascendió que el operativo busca “ordenar el espacio y garantizar condiciones mínimas de seguridad y limpieza”. No obstante, los feriantes insisten en que el modo de implementación deja afuera a quienes no tienen recursos para sostener la burocracia que exige el sistema formal.
Mientras tanto, los puestos siguen funcionando de forma parcial. Algunos feriantes decidieron no presentarse por temor a sanciones, y otros lo hacen a modo de protesta, mostrando solo parte de su mercadería. El clima es de incertidumbre y tensión: no hay fecha confirmada para una mesa de diálogo, y los trabajadores temen que este sea el primer paso para un desplazamiento definitivo.
El conflicto también abrió un debate en redes sociales sobre el uso del espacio público y el valor de las ferias artesanales como parte de la identidad barrial. Algunos usuarios destacaron que estos espacios permiten a pequeños productores ofrecer artículos únicos, no industrializados, y fomentar el comercio justo. Otros, sin embargo, reclamaron mayor organización, higiene y controles, argumentando que el crecimiento de algunas ferias generó desorden en sectores del parque.
En paralelo, referentes de otras ferias como la de Plaza Francia y Parque Centenario expresaron su apoyo a los trabajadores de Plaza Sicilia, señalando que las restricciones se están replicando en diferentes zonas sin una política clara ni participación de los sectores involucrados. Desde algunos colectivos de artesanos y emprendedores se propuso la creación de una mesa interbarrial que discuta nuevas normativas con representación real.
A pesar de las tensiones, la feria de Plaza Sicilia volvió a instalarse el primer fin de semana de junio con una presencia menor de puestos, pero con una gran concurrencia de público. Muchos asistentes se acercaron expresamente para apoyar a los feriantes, comprar sus productos y compartir en redes sociales imágenes de los puestos con mensajes de respaldo. La escena contrastaba con otras zonas del parque, donde el control policial fue visible durante toda la jornada.
Los trabajadores esperan que, con la repercusión alcanzada, se abra una instancia de diálogo real con las autoridades. Mientras tanto, siguen apostando por sostener la feria como un espacio vivo de trabajo, cultura y encuentro. En palabras de una feriante histórica: “Nosotros no venimos a invadir un parque, venimos a ofrecer lo que sabemos hacer. Este lugar también es nuestro, y queremos que nos escuchen”.
