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La mesa navideña, un desafío para el bolsillo

Con la Navidad a la vuelta de la esquina, el foco de los preparativos se traslada a la cocina. La tradicional cena de Nochebuena, un pilar de la celebración familiar, se presenta este año como un desafío económico considerable. En Palermo, crece la tendencia de encargar la comida a restaurantes y caterings para evitar el estrés y el trabajo de la cocina.
La liturgia de la Navidad tiene varios actos, y tras la decoración del arbolito y la búsqueda de los regalos, llega el momento de planificar el más sagrado de todos: la cena de Nochebuena. Es el corazón de la celebración, el momento del encuentro familiar en torno a la mesa. Sin embargo, en un año marcado por una alta inflación acumulada, armar el menú tradicional se ha convertido en un complejo ejercicio de ingeniería financiera. En las carnicerías, fiambrerías y supermercados de Palermo, los vecinos comparan precios y ajustan las cantidades, mientras una alternativa gana cada vez más terreno: la de tercerizar la cena y comprarla ya lista, una opción que ofrece comodidad a un costo que muchos están dispuestos a analizar.
El menú clásico de la Nochebuena porteña es un ícono de la herencia inmigrante, especialmente italiana y española. El vitel toné, con su salsa de atún y anchoas, es el rey indiscutido de la mesa fría. Prepararlo en casa implica un costo significativo: el peceto, un corte de carne que ha aumentado considerablemente de precio, la mayonesa de buena calidad, las alcaparras y el atún. A su lado, no pueden faltar los tomates rellenos, la ensalada rusa y los arrollados de pionono. Para el plato principal, el lechón o el pavo asado siguen siendo las opciones más festivas, aunque su costo los ha vuelto casi prohibitivos para muchas familias, que optan por alternativas como el pollo o cortes de carne más económicos para hacer a la parrilla. Un relevamiento por los comercios del barrio muestra que armar una cena completa para diez personas puede representar una porción muy importante del aguinaldo.
La “mesa dulce” es otro capítulo fundamental y costoso. El pan dulce artesanal, elaborado con frutos secos, frutas abrillantadas de calidad y sin conservantes, es una de las estrellas, y las panaderías y confiterías de Palermo ofrecen versiones que son una verdadera delicia, pero cuyos precios pueden ser muy elevados. A él se suman los turrones de almendras, las frutas secas (nueces, avellanas, castañas), los higos y los confites, productos que, en su mayoría, también han sufrido fuertes aumentos.
Frente a la complejidad y el costo de cocinar en casa, ha explotado la oferta de menús navideños por encargo. Decenas de restaurantes, rotiserías y servicios de catering de Palermo ofrecen soluciones “llave en mano”: cenas completas para una determinada cantidad de comensales, que se retiran el mismo 24 al mediodía. La propuesta es tentadora: ahorra el estrés de las compras, las horas en la cocina y asegura un resultado de calidad profesional.
Si bien el costo puede ser superior al de cocinar en casa, muchos lo consideran una inversión en tranquilidad y tiempo. “Este año no tengo tiempo ni ganas de pasarme dos días en la cocina. Prefiero gastar un poco más y poder disfrutar de la familia sin estar agotada. Encargamos todo, desde las entradas hasta el postre”, comenta una vecina de la zona de Plaza Alemania. Esta tendencia muestra un cambio de hábitos que prioriza la comodidad y la experiencia por sobre la tradición de la cocina casera, una transformación que en Palermo, siempre a la vanguardia, se hace cada vez más visible.
