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Palermo se ilumina con el armado del arbolito

Como manda la tradición, este 8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción, miles de hogares en Palermo se dedican a una de las tareas más esperadas y simbólicas del año: armar el árbol de Navidad. Más que una simple decoración, es un ritual que marca el inicio oficial de la temporada de fiestas y que reúne a la familia en un momento de unión y esperanza.
En el calendario afectivo de los argentinos, hay fechas que funcionan como mojones, como puntos de partida que anuncian la llegada de algo especial. El 8 de diciembre es una de ellas. Es el día en que, por una tradición que se ha transmitido de generación en generación, las cajas con adornos navideños bajan de los altillos y el árbol de Navidad vuelve a presidir el living de las casas. En los departamentos y casas de Palermo, este ritual se vivió durante toda la jornada de feriado, llenando el barrio de una atmósfera de calidez hogareña y expectativa festiva.
La tradición tiene una raíz religiosa, ligada a la celebración católica de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Sin embargo, con el tiempo, el armado del arbolito ha trascendido lo estrictamente confesional para convertirse en una costumbre cultural profundamente arraigada en la sociedad argentina. Es un evento familiar. Son los más chicos quienes viven el momento con mayor ilusión, ansiosos por colocar las primeras bolas de colores y la estrella en la punta. Para los adultos, es un acto cargado de nostalgia, un momento para desempolvar adornos que han estado en la familia por décadas y que guardan el recuerdo de navidades pasadas. Cada esfera, cada guirnalda, cuenta una pequeña historia.
Este ritual tiene, por supuesto, un fuerte correlato comercial. Durante la semana previa, los supermercados, bazares y tiendas de decoración de Palermo vieron un pico en la venta de árboles artificiales y adornos. La oferta es amplia y se adapta a todos los bolsillos: desde pequeños arbolitos de escritorio hasta imponentes pinos de más de dos metros de altura. Cada año, surgen nuevas tendencias en cuanto a colores y estilos. Si bien el clásico rojo, verde y dorado nunca pasa de moda, en los últimos años han ganado terreno las paletas de colores más sobrias, como el blanco, el plateado o el rosa pálido, en línea con estéticas de decoración más minimalistas. En los locales de Palermo Soho, incluso se pueden encontrar adornos de diseño de autor, elaborados en cerámica, madera o textiles, para quienes buscan un árbol con una impronta más original y artesanal.
El momento culminante del ritual, el que genera la mayor exclamación de asombro, es cuando se encienden las luces por primera vez. Ese instante en que las luces titilantes iluminan el árbol y el resto de la habitación queda en penumbra, es el que marca verdaderamente que la Navidad ha llegado a casa. Al caer la tarde de este domingo, las ventanas de los edificios de Palermo comenzaron a iluminarse con miles de estas pequeñas luces, creando un paisaje urbano cálido y festivo. El armado del arbolito es el punto de partida de un mes de encuentros, balances y celebraciones. Es una tradición que, en su simpleza, nos conecta con la esperanza y con el deseo de compartir, valores que, en tiempos complejos, se vuelven más necesarios que nunca.
