Actualidad y Comunidad
Palermo vive las 72 Horas más frenéticas de consumo del año

Es la última recta antes de la Nochebuena y el ambiente en los centros comerciales de Palermo es de un caos absoluto. Miles de personas se han lanzado a la calle en una carrera frenética por conseguir los últimos regalos, enfrentando multitudes.
Si existe un epicentro del frenesí prenavideño en Buenos Aires, sin dudas es Palermo. A solo cuatro días de la Navidad, las principales arterias y centros comerciales del barrio se han transformado en un verdadero hormiguero humano. La calma y la planificación han dado paso a la compra de último momento, un ritual argentino que se repite cada año con la misma intensidad. El Alto Palermo Shopping, la Avenida Santa Fe y las calles de Palermo Soho viven sus horas de mayor afluencia, en un escenario que combina la música festiva de los locales con el murmullo de una multitud apurada, las bolsas de las compras y una palpable sensación de estrés colectivo.
El perfil del comprador de último momento es variado, pero comparte una característica: la urgencia. Están los que, por falta de tiempo, dejaron todo para el final; los que esperaron a cobrar el aguinaldo para tener una idea clara de su presupuesto; y los que simplemente funcionan mejor bajo presión. Para ellos, la experiencia de compra es una verdadera maratón de obstáculos. El primer desafío es el gentío. Caminar por los pasillos de un shopping o por la vereda de la Avenida Santa Fe se vuelve una tarea compleja. El segundo es encontrar el producto deseado. A esta altura, muchos de los artículos más populares, especialmente en tecnología y juguetería, ya están agotados. “Buscaba un modelo de auricular específico para mi hijo y no lo consigo en ningún lado. Recorrí tres locales y no hay más stock. Ahora tengo que pensar en un plan B a toda velocidad”, comentaba frustrada una mujer en la puerta de un local de electrónica.
Las filas son el tercer y más temido obstáculo. Filas para entrar a los probadores, filas para pagar en la caja y filas en los puestos para envolver los regalos. La paciencia se pone a prueba constantemente. Los empleados de comercio, por su parte, viven las jornadas más largas y agotadoras del año, lidiando con el cansancio y la ansiedad de los clientes. “Es una locura. No paramos un segundo desde que abrimos hasta que cerramos. La gente está muy estresada, pero tratamos de ponerle la mejor onda. Sabemos que son días clave”, relata una vendedora de una tienda de ropa.
En este contexto caótico, las estrategias de los consumidores se agudizan. El celular es una herramienta fundamental para comparar precios en tiempo real y para buscar en qué local cercano puede quedar stock del producto deseado. Las promociones bancarias y las cuotas siguen siendo el principal argumento que define una compra. A pesar del agobio y el estrés, esta vorágine de último momento también tiene un componente de ritual social. Es la confirmación de que, a pesar de todo, el deseo de poner un regalo bajo el arbolito para los seres queridos sigue siendo una fuerza poderosa. Palermo, con su inigualable oferta comercial,
