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Noche de furia en Juan B. Justo: un control de alcoholemia destapó una batalla campal
Lo que comenzó como un control de tránsito de rutina en la madrugada del domingo, en el corazón de la zona de boliches de Palermo, derivó en un espectáculo de violencia y absurdo.

Tras registrar un nivel de alcoholemia muy superior al permitido, los ocupantes de un auto, junto a un tercer individuo que intervino de forma insólita, protagonizaron una pelea a trompadas en plena avenida, exponiendo una vez más los peligros de la combinación de alcohol, irresponsabilidad y la noche porteña.
La madrugada del domingo en la intersección de las avenidas Juan B. Justo y Córdoba es un territorio de contrastes. Mientras miles de jóvenes salen de los locales bailables cercanos, con la energía de la noche aún a flor de piel, los agentes de tránsito de la Ciudad despliegan sus operativos de control, buscando prevenir las tragedias que a menudo se esconden detrás de la euforia. Es un trabajo rutinario, a veces tenso, pero indispensable. Sin embargo, en la madrugada de este último domingo, esa rutina se hizo añicos y se transformó en un bochornoso espectáculo que quedó registrado en video y que se viralizó rápidamente, mostrando la cara más irracional y violenta de la noche de Palermo.
El incidente se desencadenó cuando los agentes detuvieron la marcha de un Volkswagen Suran en el que viajaban dos hombres. El procedimiento, como en todos los casos, incluyó el test de alcoholemia, y los resultados fueron contundentes y alarmantes.
El conductor arrojó una medición de 1,38 gramos de alcohol por litro de sangre, casi el triple del máximo permitido por la ley en la Ciudad. Su acompañante, quien resultó ser el dueño del vehículo, no se quedó atrás, con una marca de 1,1 g/l. Ante estos valores, el protocolo es claro e innegociable: el vehículo debe ser retenido y acarreado, y la licencia del conductor, suspendida.
Fue en el momento en que se les comunicó esta decisión cuando la situación comenzó a escalar. Según el testimonio de los agentes presentes, los ocupantes del auto reaccionaron con una andanada de insultos y protestas, negándose a aceptar las consecuencias de su irresponsabilidad.
La escena, ya de por sí tensa, dio un giro hacia lo absurdo con la aparición de un tercer protagonista. Un hombre, que salía visiblemente alcoholizado de uno de los boliches cercanos, se acercó al operativo con la aparente intención de intervenir en defensa de los agentes de tránsito. Según relataron los oficiales, el individuo comenzó a increpar a los ocupantes del Suran y a preguntarles a los agentes sobre su trabajo. Esta insólita “defensa” fue la chispa que encendió la pradera.
La agresividad de los dos hombres del auto, que hasta ese momento se dirigía hacia los agentes, se redirigió hacia el recién llegado. Lo que era una discusión verbal se transformó en una pelea a golpes de puño en plena avenida.
EL CAOS de Juan B Justo y Córdoba. Un conductor alcoholizado se enojó durante un control, se bajó y empezó a pelear con otro hombre que pasaba por ahí. pic.twitter.com/lA9yXf13c2
— Panqui Molina (@panquimolina) April 1, 2025
El video filmado por un transeúnte es una cruda evidencia de la irracionalidad del momento: tres hombres, todos en un profundo estado de ebriedad, intercambiando trompadas torpemente en medio de los carriles del Metrobús, mientras otros vehículos debían realizar maniobras bruscas para esquivarlos, con el consiguiente riesgo que eso implica. La discusión original –la infracción de tránsito– había quedado completamente olvidada, reemplazada por una disputa territorial y de egos exacerbada por el alcohol.
Finalmente, la situación fue controlada con la llegada de efectivos de la Policía de la Ciudad de la Comisaría Vecinal 14 B, quienes lograron separar a los contendientes. En un último giro insólito, y a pesar de los golpes, ninguna de las partes quiso instar la acción penal contra la otra. Sin embargo, la fiscalía de turno, a cargo de la Dra. Eimsten, ordenó que se labraran actuaciones de oficio por el delito de “lesiones”. Mientras la grúa se llevaba el Volkswagen Suran, la avenida recuperaba una calma precaria, dejando como saldo una postal lamentable que sirve como un duro recordatorio de los peligros que acechan en la noche cuando la celebración se despoja de toda conciencia y responsabilidad.
